domingo, 25 de octubre de 2009

Òmnium, jugar con ventaja

El tema de la corrupción ha dado mucho de sí durante estos días. De hecho el diario "El Mundo" se ha hecho eco de algunas informaciones que he obtenido a raíz de preguntas e investigaciones parlamentarias sobre la entidad nacionalista "Òmnium Cultural" y sus organizaciones satélites. Este periódico publicó el pasado 18 de octubre el artículo que a continuación transcribo:


Òmnium, jugar con ventaja"
En Cataluña, el mecenazgo y la generosidad de determinados prohombres han sido trascendentales a la hora de impulsar proyectos culturales y sociales que han revertido en el bien común. Ahora bien, cabe preguntarse si actualmente no está ocurriendo lo contrario y si, con el bien común como excusa, no están siendo los partidos políticos los que instrumentalizan al asociacionismo. El caso del Palau de la Música, en el que se entretejen el beneficio personal y el político, y el de Òmnium Cultural, en el que el Gobierno utiliza a esta institución como ariete de su acción, son especialmente ilustrativos.
Ríos de tinta se han vertido sobre el asunto de Fèlix Millet. Sin embargo, el saqueo de las administraciones catalanas por Òmnium Cultural ha merecido el habitual manto de silencio del Gobierno, cuya neutralidad y objetividad quedan en entredicho.
En términos generales, la concesión de subvenciones genera clientelismo y debilita la independencia de las entidades perceptoras. En el caso del asociacionismo nacionalista, sus intereses se confunden con los del Gobierno. Es más, estas entidades se encargan de hacer los trabajos especiales que no pueden asumir los partidos que lo componen. Es hora de frenar este despropósito. Es hora de aclarar las cuentas. Es hora de mesura y transparencia.
Òmnium Cultural es una entidad con gran tradición en Cataluña. Fundada en 1961 por, entre otros, Félix Millet y Maristany -padre del ex presidente de la Fundación Orfeó Català-Palau de la Música-, cuenta con una red de entidades subordinadas como la Fundación Privada Òmnium, la Plataforma per la Llengua, el Col·lectiu l’Esbarzer y la Fundación Vincle. Su capacidad de incidencia es enorme, son de Òmnium miembros del Gobierno y gran parte de los generadores de opinión de Cataluña. Su labor política, de un nacionalismo exacerbado, supera con creces su presunta finalidad cultural. Prueba de ello es que en el año 1991 llegó a vetar la presencia en la Fiesta de las Letras Catalanas del entonces Ministro de Cultura, el catalán Jordi Solé Tura, porque «Òmnium no claudica ante la voluntad de un ministro español». No es, por tanto, la entidad seráfica e imparcial que se pretende vender, sino un grupo de presión y de agitación nacionalista-independentista. En el último referéndum estatutario, dio libertad de voto a sus asociados, pero su presidente, Jordi Porta, muy próximo a ERC y reconocido independentista, expresó públicamente su voto negativo. Recientemente, esta entidad ha defendido una manifestación preventiva contra el Tribunal Constitucional por el tema del Estatut de Autonomía de Cataluña.
Defiendo la pluralidad ideológica en la democracia. Nada que objetar si la actividad de Òmnium se efectuase con sus fondos. Lo reprobable es que lo haga con dinero público, que incluye también el de los no nacionalistas. Gracias a las ayudas del Gobierno de Entesa y de muchos ayuntamientos catalanes, Òmnium Cultural y las entidades de su órbita han percibido, hasta donde sabemos, más de diez millones de euros en los últimos cuatro años. Además, ha contado con el patrocinio de empresas privadas que «casualmente» han sido beneficiadas con adjudicaciones de la Generalitat. A titulo de ejemplo, la edición de la Nit de Santa Llúcia del año 2008 fue sufragada por Telefónica, el Ayuntamiento de Barcelona, la Generalitat y la Caixa. Un dato, Telefónica acababa entonces de arrebatar el contrato de los móviles de la Generalitat a Orange a pesar de que la oferta económica de esta última sociedad (14,85 millones de euros) era más barata que la de la empresa española (15,5 millones).
Òmnium ha sido mimada por Jordi Pujol (en un acto de generosidad y de posible prevaricación le regaló, sin petición previa, 600.000 euros de una herencia adjudicada a la Generalitat), por el tripartito y por los gobiernos locales. Un rosario inacabable de subvenciones, muchas de ellas sin concurrencia, han supuesto una lluvia de millones de euros, libres de control y de fiscalización por parte de las administraciones.
El trato de favor hacia las entidades nacionalistas que defienden el monolingüismo en catalán o la autodeterminación es descomunal y desvirtúa el equilibrio político en Cataluña. Mientras que las asociaciones constitucionalistas trabajan con el sacrificio de sus asociados, las colaboracionistas con CiU y la Entesa nadan en la abundancia. Sus actividades, descaradamente ideologizadas, tienen repercusión electoral y no hay que descartar tampoco que una parte sustancial de las sumas recibidas se desvíe, por vía indirecta, a los partidos nacionalistas.

lunes, 5 de octubre de 2009

Impulso Ciudadano


El sábado tres de octubre, a las seis de la tarde, se presentó Impulso Ciudadano, entidad de la que soy Presidente. Allí pronuncié el discurso que a continuación transcribo:




Muchas gracias a todos por asistir a la presentación de “Impulso Ciudadano”.


La aparición de una nueva asociación plantea siempre una serie de dudas. La primera, la de su utilidad.


Recientemente, hemos conocido que la Administración catalana precisa hacer auditorias para descubrir si los informes que encarga y paga sirven para algo. Tras muchos meses de sesudos estudios han llegado a la conclusión de que una gran mayoría de ellos no valen, y eso que solo han auditado 300 de los 3000 que encargaron en el año 2007. Están equivocados, son útiles para los compañeros de partido, para los amigos y para la familia, a los que se retribuye así de una forma encubierta.


Nosotros no haremos auditorias. La constitución de una Asociación no es por sí misma buena o mala, son sus resultados los que desvelarán su razón de ser. Es cierto que grandes proyectos fracasan por la inoperancia de sus gestores o porque no encuentran las personas idóneas para llevarlos a cabo; o, sencillamente, porque lo que pretendían no interesa a la sociedad. Confiamos en el nuestro, Impulso Ciudadano nace con vocación de permanencia.


Hace unos meses me comprometí a compatibilizar mi actividad en el Parlamento de Cataluña con la potenciación de la acción cívica y hoy se pone públicamente en marcha un proceso que creo será capaz de ilusionar a muchos de vosotros. Impulso Ciudadano nace con la voluntad de complementar y de reforzar el movimiento cívico. La presencia de numerosas asociaciones en este acto, demuestra nuestra voluntad de colaborar con todas las que llevan tiempo funcionando con solvencia tanto en Cataluña como en toda España. Os agradezco vuestra asistencia y colaboración.


Un grupo de personas vamos a dedicar tiempo y patrimonio a trabajar por unos fines que consideramos no se hayan bien cubiertos: Promover y defender el pluralismo político, ideológico, lingüístico y cultural en España; Defender los valores contenidos en la Constitución española de 1978; Fomentar la cohesión y las relaciones entre todos los ciudadanos y comunidades españolas; Impulsar las medidas necesarias para la mejora del funcionamiento y la racionalización de las Administraciones Públicas.


Promover, defender, fomentar e impulsar son verbos que denotan acción. Pretendemos que una de las señas de identidad de nuestra Asociación sea la acción.


Campo no nos va a faltar y algunos de los testimonios que hemos escuchado lo dejan muy claro. ¿Cómo no trabajar a favor del pluralismo político, ideológico o lingüístico cuando la persecución política del diferente es sañuda en determinados ambientes, cuando hoy muchos niños tienen que estudiar en solitario en las aulas si quieren aprender a leer y escribir en castellano, o cuando muchos comerciantes que no pueden o, sencillamente, no desean que le impongan la lengua del comercio se ven obligados a soportar gastos innecesarios e incluso amenazas de cierre de sus establecimientos, o cuando un policía autonómico es sancionado por escribir en castellano las diligencias policiales ?


Por supuesto que existen otros problemas mucho más graves derivados de la crisis económica, problemas que llevan a miles de personas a perder el empleo o sus hogares y dejándolas en una situación angustiosa. La mejora de sus condiciones económicas y la defensa de la solidaridad deben ser una de nuestras prioridades, pero da la impresión de que no es ese el aspecto principal al que destinan nuestros representantes públicos sus principales preocupaciones.
No deja de ser sintomático que gran parte de la clase política, en el contexto en el que nos movemos, haya dedicado sus recientes esfuerzos a preparar el salto cualitativo del nacionalismo al soberanismo en camino hacía la independencia. Ello pone de manifiesto su orden de prioridades.


Impulso Ciudadano nace con vocación de grupo de presión, queremos que nuestras actividades sirvan para influir en las decisiones del electorado y configurar mayorías suficientes para cambiar los designios de la clase política actual. Porque en política no basta sólo con actuar, hay que influir.


Fundamentalmente, la política catalana se ha visto y se ve muy condicionada por la agitación de colectivos de corte nacionalista que, además, cuentan con unas fuentes de financiación muy amplias tanto de ámbito público como privado. La potencia de asociaciones como Òmnium Cultural, la Fundación del Palau de la Música, Plataforma per la Llengua, Sobirania i Progrès y tantas otras obedece a los lazos estrechos existentes entre el asociacionismo, las Administraciones Públicas y los partidos políticos que han tejido una red de afectos que se retroalimentan. El “te doy y me das” queda perfectamente expuesto, con una claridad manifiesta, en los tejemanejes entre la Fundación del Orfeó Català-Palau de la Música y las fundaciones dependientes de los partidos políticos y la vinculación a su vez de estos con la Administración.


En cambio, el espacio asociativo no nacionalista en Cataluña no cuenta con entidades de gran base con intensos lazos de conexión ni con los partidos de ámbito español.
Pero, lo más sorprendente es que en toda España también ocurre lo mismo. El exceso de localismo y la preocupación por lo cercano, también contamina el ámbito asociativo no nacionalista y ello ha impedido configurar un escenario en el que una asociación a nivel nacional trabaje de forma coordinada en toda España con criterios de unidad, sin perjuicio de que cada una de sus secciones autonómicas cuente con un propio marco de responsabilidad. Trabajaremos para ello y ya desde aquí anuncio la máxima implicación y generosidad en esta tarea. Es imprescindible que partidos políticos, sindicatos, organizaciones empresariales sean conscientes de la trascendencia del momento que vivimos.


Lamentablemente, los intentos de configurar este espacio asociativo no han dado los resultados deseables hasta ahora. La creación de un entramado poderoso, con capacidad de influencia, es la antesala necesaria para ser determinantes a la hora de configurar mayorías políticas. Es imprescindible que la sociedad catalana y en general la española, descubran y asuman los beneficios o ventajas que le reportan el pluralismo político, el ideológico, el lingüístico y los valores constitucionales. El marco territorial actual que configura España está asentado desde hace muchos siglos y muchas generaciones han crecido con él y, además, las posiciones de aquellos que quieren romperlo son, a día de hoy, minoritarias. Sin embargo, la presión de los grupos separadores puede dar la apariencia contraria. Lo estamos comprobando en estos últimos días con las convocatorias sucesivas de consultas populares por la independencia. Estas consultas son promovidas por grupos organizados y gritones, con gran capacidad de influencia en el ámbito político. Son observadas con escepticismo y silencio por la mayoría de la población y ese es su primer éxito, ya han conseguido dar la apariencia de que en Cataluña el fuego independentista crece desbocado monte arriba.


Somos conscientes de que eso no es así, pero esa apariencia de realidad puede hacer creer a mucha gente lo contrario y eso tendrá consecuencias económicas y sociales tanto en Cataluña como en el resto de España.


La Cataluña virtual es omnipresente. El diccionario de la Real Academia Española define lo virtual como un término de la física que se refiere a aquello que no tiene existencia real sino que sólo es apariencia, es decir, se presenta como real pero no lo es. La siempre lúcida María Moliner decía que una “cosa designada como virtual, tiene la posibilidad de ser...pero no lo es realmente”. Es decir tiene la apariencia de ser, pero no la esencia.


La política catalana vive de lo virtual y sería conveniente que lo real se instalará por fin en ella. Sin ir más lejos, el propio Presidente de la Generalitat aparenta que tiene el catalán como lengua propia, cuando su lengua real es el castellano; el Parlamento aprueba textos en los que califica a Cataluña como Nación cuando constitucionalmente este término no es aceptable; en los mapas del tiempo se ilusiona al espectador con los Països Catalans.


Ahora bien, las Nuevas Tecnologías de Comunicación han puesto de manifiesto que muchas cosas que por tiempo fueron absolutamente virtuales, empezaron a tener una mayor apariencia de realidad, y objetos que originalmente estaban lejos de nosotros o que no existían, de pronto los tenemos cerca y hasta se pueden manipular.


La misión de Impulso Ciudadano debe consistir en hacer aflorar esa Cataluña real y alejar a la ciudadanía de lo virtual y lo ha de hacer buscando la manera de influir en la opinión pública. Eso es posible, y el ejemplo más inmediato lo tenemos en las últimas elecciones gallegas que se decidieron a favor del Partido Popular. En el resultado final tuvo mucho que ver la posición de firmeza en la defensa de la libertad de lenguas de algunas asociaciones que con habilidad supieron hacer llegar a la sociedad la existencia de un conflicto y condicionar su voto en función de la asunción de sus postulados por los partidos políticos.


Esta práctica es muy frecuente en el movimiento nacionalista. Cuenta con auténticos expertos en condicionar a los poderes públicos. Este movimiento se encuentra retroalimentado con una serie de entramados que hacen pasar por una postura mayoritaria lo que en realidad es defendido por una minoría muy radical. No es casualidad, sino fruto de un trabajo en equipo entre asociaciones y partidos políticos, que la preparación de la contestación a la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto de Autonomía de Cataluña se esté orquestando en sedes de asociaciones que tienen hilo directo con el Presidente de la Generalitat o con los estados mayores de los partidos políticos y que, incluso, reciben las declaraciones de utilidad pública.
Lo vamos a decir sin ningún tipo de reservas, Impulso Ciudadano intentará influir en las decisiones del poder ejecutivo o legislativo en favor de la consecución de sus fines fundacionales.


La contestación al nacionalismo no está articulada ni organizada sino deslavazada. Es hora de que las distintas asociaciones y partidos políticos sepan acondicionar el espacio de todos aquellos que se han manifestado contrarios al Estatuto de Autonomía para poder trabajar y coordinarse de forma conjunta. A esa tarea se compromete Impulso Ciudadano.


No vamos a convertirnos en partido político, pero sí queremos ganar la complicidad de las asociaciones y grupos políticos que se han venido definiendo como constitucionalistas.

La defensa de los valores constitucionales no supone, como alguien podría pensar equivocadamente una asunción integral de todos sus preceptos. Una cosa es el respeto a la ley y otra la defensa de la misma como la tabla de los diez mandamientos, sea cual sea su contenido.
Hemos defendido la Constitución de 1978 por lo que ha supuesto de beneficio para el establecimiento de un marco de convivencia entre todos los españoles. Pero esa defensa no necesariamente es eterna e inamovible. El resultado de la Sentencia del TC sobre la constitucionalidad del Estatuto es clave al respecto. Marcará un antes y un después de lo que se ha venido definiendo como el constitucionalismo no nacionalista. No hay que descartar, por lo tanto, que si el Tribunal avala el articulado lingüístico o la exagerada atribución de competencias que deja a una Administración estatal deshuesada entendamos conveniente solicitar la reforma de la Constitución española con las consecuencias que eso conlleva y pasar a respetarla por imperativo legal pero no por convicción, como hasta ahora. En definitiva, yo no sé si podré sumarme a la celebración del Día de la Constitución, dependerá del contenido de la sentencia del Tribunal Constitucional.


El constitucionalismo está acostumbrado a poner permanentemente la mejilla.


La lealtad institucional no sólo hay que proclamarla sino también hay que practicarla. El lenguaje que utilizan algunos representantes de las instituciones catalanas no siempre lo es. El Presidente de la Generalitat en el último debate de orientación general proclamaba, y sonaba a amenaza, que no aceptaría recortes en el contenido estatutario y esa expresión también ha sido acogida por los dirigentes de CiU con el expresivo “ni un pas enrere”.


¿Quiere eso decir que tanto para el Presidente de la Generalitat como para el principal grupo de la oposición lo que diga la sentencia del Tribunal Constitucional será papel mojado y que harán valer el contenido literal del Estatuto o la peculiar interpretación que hacen de su texto?
Es decir, obviarán los artículos anulados o ignorarán la doctrina del Tribunal Constitucional. Están acaso advirtiendo de la insumisión constitucional de las instituciones catalanas en el caso de un pronunciamiento desfavorable.


Sabemos que la presión a los órganos jurisdiccionales es una de las señas de identidad de algunos grupos políticos catalanes. Ya en su momento, el Presidente Pujol utilizó esta arma con motivo de la cuestión de inconstitucionalidad que formuló el Tribunal Supremo contra la Ley de Normalización Lingüística y otros políticos también emplearon ese mecanismo ante el anterior Defensor del pueblo, Sr. Álvarez de Miranda, para que no presentara recurso de inconstitucionalidad contra la Ley de Política Lingüística.


El Presidente de la Generalitat y otras autoridades reaccionan ofendidos cuando se plantean dudas de imparcialidad sobre los integrantes de algunas instituciones de Cataluña en función de un supuesto pecado de origen (el clientelismo político). Sin embargo, no tienen ningún reparo en verterlas cuando se trata de instituciones constitucionales. Aquí se duda de la imparcialidad del Defensor del Pueblo o de los propios integrantes del Tribunal Constitucional y lo hacen representantes que diariamente pelean por conseguir cuotas de partido en las distintas instituciones.


Lo fundamental son los principios, pero también es imprescindible contar con personas capaces de llevarlos a buen fin. Las asociaciones se configuran en torno a unos promotores, unos pioneros. Lógicamente, ésta también. Les invito a sumarse a Impulso Ciudadano y contribuir libremente a configurar su organización y estructura y a desarrollar su discurso fundacional. El próximo mes de noviembre, los asociados celebraremos su primera asamblea en la que procederemos a elegir a su Junta Directiva, designar los delegados locales, nombrar los integrantes del Consejo de Participación, diseñar los Grupos de trabajo, aprobar su plan de trabajo para los próximos años y reformar, si se considera conveniente su estatutos. Suscriban la hoja de asociación y participen. Por ahora, sólo están concretados los cimientos ideológicos, dependerá de todos nosotros fijar la altura del edificio. Sí que tenemos claro que la configuración de la asociación debe ser de base amplia y plural. Aquí se ha repetido muchas veces, Impulso Ciudadano quiere convertirse en un punto de encuentro.


Tenemos mucho trabajo por delante:


Denunciar que el discurso del “Nosaltres sols” es contraproducente y antieconómico para Cataluña. El presidente de ERC, de forma simplista, vinculaba hace poco a España con la crisis. Proclamaba “Més Espanya, més crisis; menys Espanya, menys crisis”. Con estos bueyes son con los que se ara actualmente y así es muy difícil que surjan brotes verdes.
Defender la verdadera catalanidad, la que se expresa armoniosamente en libertad en catalán o en castellano.
Esforzarse en conseguir una Administración eficaz y más barata.
Luchar contra la corrupción y contra la dilapidación de los fondos públicos.
Queda mucho por hacer y os invito, sea cual sea vuestro color político, a colaborar con Impulso Ciudadano, a construir un edificio bien alto.