La fiesta de recogida de avales que organicé en el restaurante-cocktelería “9cata” de Barcelona fue propia de un programa de supervivencia. A las consabidas cenas de agrupaciones, trabajo, familia, amigos que coincidieron el viernes 21, se añadió la huelga de autobuses, la lluvia intensa, la calle parcialmente cerrada por obras y la convocatoria del acto que llegó a los militantes con unas escasas cinco horas antes de celebrar el primer encuentro de campaña de las primarias.
A pesar de todas las adversidades, bastantes compañeros y amigos se acercaron al local en esa noche inhóspita con la convicción de que es imprescindible que Ciutadans-Partido de la Ciudadanía forme parte del conglomerado de partidos de la próxima legislatura en el Congreso de los Diputados. Lo más relevante de la noche, el reencuentro con viejos amigos a los que tengo últimamente desasistidos con tanto trajín. Como no podía ser menos se habló de política, especialmente de la última encuesta del Centro de Estudios de Opinión y de las expectativas electorales, pero también encontraron su hueco la pertinencia o no de la bajada 
de los impuestos o el alcance de la reducción de la jornada laboral en términos de competitividad.
Soy un optimista nato. Cuando nadie daba un duro por nosotros hace unos años, yo ya luchaba por la aparición de un partido como Ciutadans y su entrada en el Parlamento de Cataluña. He soñado durante mucho tiempo poder decir lo que ahora digo y hacerlo en la forma en que lo hago. Nadie lo veía posible, tampoco las encuestas anteriores al 1 de noviembre de 2006. Se equivocaron, las de ahora también. No es cuestión de la aleatoriedad, sino de confianza en el trabajo a desarrollar. Aún cuando el silencio hostil de muchos medios siga pretendiendo condicionar nuestra supervivencia política, es notorio que unos pocos encuestados, muy pocos en la provincia de Barcelona, no son suficientes para dar a nuestro partido carta de arraigo en el panorama político catalán y español. Es conveniente recordar a los agoreros que “el sol no se ha puesto aún por última vez” (Tito Livio), y que quedan muchos amaneceres para disfrutar.
“Si, Si, Si... Ciutadans a Madrid”, para llegar allí es imprescindible que hagamos un buen trabajo y que los ciudadanos vean en nuestro partido la pieza esencial para reequilibrar la democracia española, tan necesitada de pluralidad y sentido común. La próxima estación, la del Congreso de los Diputados, está muy cercana y es el momento de que todos los vagones que integran el tren de Ciutadans vayan al mismo ritmo de la máquina para hacer posible el desembarco de nuestras ideas en la parada de la soberanía popular española.
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