domingo, 7 de marzo de 2010

Cornellà-El Prat, estadio talismán de la selección.



Hoy el Espanyol ha empatado (0-0) con el Villarreal y empezamos a mirar peligrosamente otra vez hacia el abismo, suerte que esta semana la selección me dio una alegria con un juego magnifico ante Francia. Un amigo me ha pedido que reproduzca en el blog el artículo que publique en la revista número 10 de 23perico que con tanto acierto dirige el megaperico Sergio Fidalgo. Ahí va.

Cornellà-El Prat, estadio talismán de la selección.

Hace mucho tiempo que la selección española absoluta no juega en Cataluña. Dentro de unos meses hará más de seis años que la Roja no se pasea por nuestra tierra y ha llegado el momento de que el equipo mundialista de Del Bosque aterrice en el estadio de Cornellà-El Prat.

La relación entre Cataluña y la selección viene de antiguo. El primer partido de la selección nacional tuvo lugar en Bruselas con motivo de los Juegos Olímpicos de Amberes en 1920; pocos años después, en diciembre de 1924, España debutaba en el estadio de Les Corts con un portero de campanillas, nuestro mítico Ricardo Zamora que entonces jugaba en el RCDE. Zamora fue un verdadero baluarte, intervino en 46 encuentros y durante mucho tiempo mantuvo su condición de jugador más seleccionado. Por cierto, su último partido como internacional tuvo lugar en febrero de 1936 (poco antes del comienzo de la guerra civil) en el Olímpico de Montjuïc contra el equipo representativo de la Alemania de entonces.

Una de las razones que se aduce para justificar la escasa presencia de la selección en Cataluña es que no existe conexión entre el equipo nacional y la afición catalana. Es evidente que esa excusa ha sido rebatida por dos hechos. El primero, de carácter sociológico, la marea roja de aficionados catalanes que en junio del 2008 inundaron las principales calles de Cataluña para celebrar el triunfo de la selección en el Campeonato Europeo de Austria. El segundo, el entusiasmo con el que acuden a la llamada del seleccionador los jugadores catalanes que, además, han contribuido destacadamente a los últimos éxitos del combinado nacional.

Ahora bien, es cierto que estos juicios interesados dificultan la presencia de la selección en nuestras tierras y hacen que un partido de la Roja en Cataluña se convierta en un hecho excepcional. Desde luego, no debe ser la política la que impida o dificulte que el conjunto nacional exhiba su juego en Cataluña, mas cuando en otras partes de España se rompen complejos y se reclama como acto de normalidad que la selección se presente allí. El pasado 16 de noviembre el Parlamento vasco aprobaba una propuesta por la que se solicitaba de la Real Federación Española de Fútbol que tuviera en cuenta aquella Comunidad Autónoma para disputar encuentros internacionales de la selección. No lo hace desde el año 1967.

No, no lleva tanto tiempo el equipo nacional sin jugar en Cataluña como en el País Vasco, pero también es verdad que desde la llegada de la democracia -las primeras elecciones se celebraron en junio de 1977- España sólo ha disputado seis partidos en los estadios catalanes. Algunos datos son reveladores, los tres últimos encuentros se celebraron en el Estadio de Montjuïc cuando este campo era ya la casa del Espanyol. La selección se despidió ante Perú en febrero del 2004 con un triunfo de 2-1. La entrenaba entonces Camacho. Antes, nuestros jugadores se habían enfrentado a Portugal e Italia en el mismo campo con suerte distinta, ante el equipo luso España empató a uno en el año 2002 y derrotó a Italia por 2-0, con goles de Alfonso y Abelardo en el año 2000. De los otros tres partidos, dos se disputaron en el estadio del FC Barcelona en marzo de 1980 ante Inglaterra (0-2) y en enero de 1987 contra Holanda (1-1); el tercero se celebró contra Polonia (1-2) en Sarrià un 12 de noviembre de 1980, cuando el equipo era entrenado por otro ex-periquito, José Emilio Santamaría.

En el estadio de Sarriá, la selección únicamente jugó tres partidos y ninguno en competición oficial. Además del partido contra Polonia, en el año 1974 el estadio se llenó para ver ganar a la selección (1-0), en ella entonces jugaba Roberto Martínez, al equipo de la República Federal Alemana de los míticos Beckenbauer, Müller y Breitner. En 1975, una selección liderada por un genial Solsona y entrenada por Ladislao Kubala también venció en Sarrià a Dinamarca por un 2-0.

La selección ha jugado y ganado los dos únicos encuentros oficiales que ha disputado en Cataluña en toda su historia. El primero se celebró en 1969 en el Nou Camp ante la desaparecida selección de Yugoslavia que cayó por 2-1 y que sirvió para clasificarnos en el Mundial de México; el otro tuvo lugar en Sarrià en el año 1975 ante Dinamarca, finalizó con 2-0 y el resultado, lamentablemente, no fue suficiente para pasar a la fase final del Europeo de Yugoslavia. Ni un solo partido de competición oficial se ha celebrado en Cataluña en el periodo democrático.

El combinado nacional ha visitado Barcelona en 18 ocasiones de los 570 partidos que ha celebrado en toda su historia. Sólo en tres ciudades –Madrid (59), Sevilla (42) y Valencia (32)– se han disputado más partidos que en Barcelona, La selección ha jugado en Cataluña con todos los regímenes políticos: Dictadura de Primo de Rivera, Segunda República, Dictadura de Franco y Monarquía parlamentaria.

Cornellà-El Prat es un gran estadio en el que, a pesar de su corta existencia, los recuerdos y la épica se agolpan ya en nuestra cabeza y un nudo en la garganta nos ahoga cuando en el minuto 21 de cada partido evocamos la pérdida del jugador excepcional que fue Jarque.

Pero es hora de vincular nuestro nuevo campo a partidos de leyenda y, desde luego, si nos dan la oportunidad, la afición perica y la catalana en general van a contribuir con sus cánticos a hacerlo posible. Ahora bien, para tener un estadio señero es condición imprescindible que allí jueguen los mejores equipos. Al Espanyol lo sentimos cada fin de semana, pero tenemos a nuestro alcance la mejor selección española de fútbol de la historia (ha terminado el año 2009 en cabeza de la clasificación mundial de la FIFA, por delante de Brasil, Holanda, Italia o Portugal) y tenemos que hacer lo posible para que juegue en Cornellà-El Prat. El combinado nacional merece pisar estadios en los que pueda lucir su juego en todo su esplendor y el nuestro es un "cuatro estrellas UEFA". Debemos intentar que la Federación Española de Fútbol instale su carpa en los aledaños de nuestro campo próximamente y nos comprometemos a ser los mejores huéspedes para que el campeón de Europa preparé en partidos amistosos el Mundial de Futbol de Sudáfrica y dispute alguno de los partidos oficiales de la clasificación del próximo campeonato de Europa en el estadio barcelonés del Baix Llobregat.

Es ya una tradición que la selección nacional juegue en campos recientemente construidos. Los ejemplos de la Nueva Condomina o el Nuevo Colombino o el Ono Estadi de Palma de Mallorca lo certifican. Cornellà-El Prat merece el mismo tratamiento y debiera incorporarse a los estadios en los que se disputen con habitualidad los partidos de la selección. Los pericos y los aficionados catalanes en general nos lo merecemos. Aliento, apoyo y entusiasmo no le va a faltar a España. Sólo queda pendiente la petición del Consejo de Administración del club y estamos seguros que, dentro de poco, se va a producir. Ni nosotros ni la Federación Española debemos renunciar a convertir a Cornellà-El Prat en el nuevo estadio talismán de la selección española. Ahora sólo nos falta, además, que algún jugador perico se incorporé al cuadro de las estrellas y tengamos doble motivo para acudir a animar a la Roja.

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